miércoles, 6 de enero de 2010

SEGUIMOS PONIENDO EL CARRO DELANTE DEL CABALLO


Hace unos días que los radicales venimos viendo desde el llano una disputa mediática entre aquellos que pretenden ocupar espacios de liderazgo dentro de nuestro centenario partido.

Esta claro que siempre la Unión Cívica Radical se ha caracterizado por ser un espacio político amplio donde confluyen varias posturas, desde filo-conservadores hasta sectores progresistas-socialdemócratas. Pero siempre se han ponderado a estas discusiones ciertos principios básicos que corren por la matriz ideológica desde la histórica Revolución del Parque: la búsqueda de la democracia plena, un civismo comprometido con las causas nacionales, una búsqueda incansable por la igualdad entre los habitantes de nuestro país, y un respeto a rajatabla de las instituciones.

La actual situación de nuestro partido, casi caótica podríamos decir sin temor a exagerar, proviene de un proceso complejo de deterioro de la calidad de los partidos políticos en general en nuestro país, y fundamentalmente de una crisis de liderazgo y cuadros políticos dentro de la UCR en particular desde fines de los años '80 posterior a la finalización prematura del gobierno de Raúl Alfonsín, que devino diez años después en el fracaso rotundo de la Alianza como paraguas progresista que se planteaba como opción a un peronismo que flaqueaba a finales de los '90.

A lo que pretendo aludir con esta breve introducción es a la profundidad de la crisis político institucional que el Radicalismo viene sufriendo, y a las raíces oscuras de dicho problema, que nos traen a la situación actual; un radicalismo sin rumbo, sin proyecto, con muchas voluntades y esperanzas pero pocas acciones concretas que demuestren que el curso sea reversible.

Volviendo a esta discusión que vemos en los medios entre el actual Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos y el recientemente asumido Diputado Nacional Ricardo Alfonsín, me permito hacer algunas reflexiones sobre lo complejo que me parece el escenario planteado:

En principio me parece triste el paño de la disputa de aquellos que pretenden, sin mucho éxito a mi entender, tomar las riendas de un liderazgo que pueda llevar al partido en su conjunto a encolumnarse en un proyecto progresista; si la arena es una simple disputa de cargos electorales, a más de un año y medio de las próximas elecciones presidenciales creo que estamos poniendo el carro delante del caballo.

La falta de discusión de proyectos políticos, de apertura de los ámbitos de discusión programática, de propuestas concretas para resolver los problemas de la ciudadanía toda, siguen demostrando en un punto que el partido en términos generales sigue más preocupado por sus propias disputas internas que por cumplir su verdadero rol dentro de la sociedad. En una discusión donde lo que valen son los números de imagen positiva que arrojan las encuestadoras, ¿que lugar queda para las ideas?

Y esto no es algo menor, es un panorama extremadamente desolador para aquellos que día a día militamos dentro de la UCR, los que sin pensar que dejamos atrás en términos familiares o personales nos subimos a un micro o un auto con el destino que sea para trabajar en el fortalecimiento del radicalismo, para fomentar la participación juvenil dentro de la política, para discutir ideas y contrastar opiniones.

No es raro que muchas veces al ver ciertos papelones como lo fue la elección de autoridades del Comite Nacional, nos preguntemos ¿que seguimos haciendo acá? Pero son rápidamente disipadas dado que las convicciones son más fuertes y las ideas no se matan, ni siquiera desde adentro. Aún cuando muchos "dirigentes" día a día hacen varios esfuerzos que parecen dedicados a vaciar los ámbitos partidarios de discusión, de participación y de militancia, seguimos yendo para adelante.

Exhorto entonces desde este humilde lugar a aquellos que de alguna manera se dicen los conductores de este desvarío político-mediático a que encaucemos las discusiones hacía ámbitos más productivos, demostrémosle a la sociedad que ese cambio que buscan en la forma de hacer política lo representamos los radicales, que podemos gestionar de forma eficiente el estado porque nuestra verdadera preocupación es solucionar los problemas de la gente, que no nos dedicamos sólo a las disputas de poder interno per sé, sino que lo hacemos para que las mejores ideas y proyectos triunfen y sean los que todos los radicales les llevemos como propuesta a esta República Argentina que tanto necesita una opción de gobierno seria, creíble y sostenible en el tiempo.
Juan Ignacio Belbis

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