jueves, 10 de diciembre de 2009
EN LA ALBORADA DEL 10 DE DICIEMBRE
En la alborada del 10-12-2009, estamos algo mejor que aquel maravilloso día de recuperación de la democracia en 1983 que encarnó Raúl Alfonsín. El júbilo de entonces podría compararse con el sentimiento de los patriotas de 1810, o también con el festejo popular de 1816. Sin embargo, la historia no ubicará el día de mañana en los anales de nuestra Nación desde esa lectura, no estamos ante la caída democrática de un régimen militar, como fuera entonces, tampoco iniciando el sendero de la construcción de nuestra nacionalidad y por cierto, no estamos logrando ser libres de la Corona y constituyendo nuestra Nación Libre y Soberana para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres que quieran habitar nuestro suelo.
¿Es entonces una simplificación fetichista la más pura remembranza popular de aquel 10 de Diciembre de 1983?.
Definitivamente no, nuestra sociedad está vivenciando los reflejos republicanos de su manifestación del 28 de Junio pasado, cuando depositó en sus representantes electos la herramienta más contundente para defenderse del oprobio y la indignidad. Del acostumbrarse a ver ciudades arrasadas por inundaciones, visitas, promesas y luego la nada; de escuelas inauguradas y hoy vacías por falta de agua potable para nuestros niños; de colas para esperar un subsidio para comer sin saber que nos transforman en esclavos de votos o manipulaciones políticas; de la aceptación de la mentira oficial, de la desocupación, la desnutrición y la morbi-mortalidad infantil, sin comprender que los falsos índices de la cruel realidad afectan la mentira de los indicadores económicos del país siendo “el sin techo y con hambre” sólo un número más en la indignidad del ser humano.
Falta mucho por hacer, mucho por reconstruir, el daño es muy profundo: pobreza, falta de educación, ausencia de solidaridad social, injusticia, inseguridad, desquicio del autoritarismo, desconfianza social en la dirigencia política, en fin, resabios culturales de la infinita horadación de los valores que nos obligan a renegar del conformismo y naturalidad de su aceptación diaria.
Es verdad, en este tiempo camino al 2011, que no veremos las rosas acompañando el trayecto, pero si estará un pueblo harto del "EMPLEADO DEL PODER" - sea gobernador, intendente, diputado, concejal- expectante e ilusionado en una acción desprovista de vanidades personales, anhelando con celosa esperanza nuestro acompañamiento hasta encontrar la paz social, la justicia social, la unión de los hermanos y la prosperidad solidaria.
Trabajemos con fe, prudencia, moderación pero con firmeza y fortaleza cívica, y por sobre todo en post de objetivos que deben trascender la inevitable, pero controlable, egolatría. Lo que vendrá no será sencillo. La putrefacción ética y el deterioro político de los valores republicanos hacen necesario que enfrentemos cada día con espíritu robustecido, renovado y amplio, la ardua tarea de recuperarlos. Lograremos motivar a nuestro hastiado y desesperanzado pueblo, si demostramos que procuramos afianzar la justicia, consolidar la paz y promover el bienestar general. Honremos todos los argentinos, sin distinción de ideología, credo, religión o raza, los principios básicos de la unión nacional y el consenso que nos legara Raúl Alfonsín.
TOMÁS BRES
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