Somos muchos los que creemos que el mundo puede ser cambiado con una canción, o por lo menos, a partir de una canción, de la cultura, el arte...
Una canción genera alegría o talvez emoción. Una canción genera esperanza. Puede influir en nuestro ánimo. Puede motivar a luchar. Puede incentivar a dar gracias a Dios y la vida. Sirve para denunciar la injusticia, para proclamar la verdad, muchas veces acallada. Para mostrarnos la belleza que nos rodea en nuestro paisaje, nuestra bandera, en el amor... Ese pequeño mundo de los que escuchan a una canción o a un artista, en algo es cambiado.El canto, para muchos, es una misión. Seguramente, desde distintas perspectivas. Para Mercedes Sosa, la Voz de América, lo fue. Esa voz, esas melodías (a veces simples e ingenuas, otras de una complejidad que las tornan casi irrepetibles) suenan inmediatamente en nuestros oídos al escuchar la palabra "muerte". Murió Mercedes Sosa. Es ese titular que jamás nos gustaría leer en la tapa de un diario o en el subtítulo de un noticiero. Me enteré leyendo un enlace de un amigo del Facebook, antes de prender la televisión.
No es momento para hablar de ideologías. El artista (que por supuesto, tenía la suya y no es la mía), tenía ese don de afectar con su canto en forma transversal los corazones, más allá de su pertenencia a tal o cual agrupación o línea de pensamiento.
El 26 de diciembre de 1983, luego de pasar Navidad en España, Mercedes Sosa volvió definitivamente del duro exilio que le impuso la dictadura. Dos semanas antes, había asumido Raúl Alfonsín. Había vuelto la Democracia.
El canto de Mercedes se emparenta, más allá de su confesada profesión ideológica distinta, al Radicalismo. Su defensa de lo nacional y popular; su exaltación de la libertad y la vida; el testimonio de la lucha por los derechos humanos; la narración de un país de exclusión que debe ser revertido por uno con oportunidades para todos: todo aparece en sus canciones. Con eso nos identificamos.
Desde la "Antorcha Radical" homenajeamos a la Negra. Su voz hoy suena como nunca. Su canto majestuoso de ave la llevó al Cielo. Mi abrazo!!
Hugo Turrini
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