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La UCR debe conducir el espacio progresista que brilló en las elecciones del 28 de junio y que, de preservarse, puede asegurar el triunfo en el 2011. Y por sobre todo valorizar al Partido como vanguardia de la democracia, la unidad y el progreso de nuestro País comprometidos por el Kirchnerismo.Así ocurrirá si aseguramos un liderazgo partidario que reconozca las obligaciones y las claves necesarias para conquistar los objetivos. La primera es conducir la contradiáspora para que ningún radical quede fuera del Partido. Y esto en la idea de que nadie regrese con propósitos hegemónicos y a la vez que lo que nos quedamos no hagamos de esto un derecho de conquista en línea con lo que dijimos reiteradamente en este blog. Pretender el regreso silencioso como condición es no servir al propósito de romper con el ciclo hegemonismo- fraccionalismo que condenó al País a una pendiente de fracaso.
No es fácil la tarea en un contexto de fragmentación política como el argentino desde el 2003 y el carácter casi al límite del heroísmo de los que nos quedamos, con Raúl Alfonsín, a custodiar al Partido y no ceder ni un milímetro en términos ideológicos. Será la democracia interna la que resolverá las controversias eventuales y en donde haber resistido es un dato de valor.
Es hora de un liderazgo moderno y plural. El sistema de machos alpha de manadas ha quedado en la historia y el Jefe (en cualquier espacio o ámbito donde se realiza el poder) es el primero entre pares representativos de ideas y territorios, matices y comunes denominadores. No se trata que estarán Ricardo Alfonsín, Morales, Sanz, Forte, etc. sino también nosotros en el sentido de base y actores de un nuevo ciclo.
Rosario se inscribe en eso y los centenares de correligionarios (diputados, senadores, legisladores, concejales, autoridades partidarias y afiliados) que concurramos debemos aprovechar el espacio democrático que da el debate que el espíritu radical permite para plantear nuestras ideas. En nuestro caso que se ponga en marcha un proceso de renovación que viabilice al Partido como vanguardia de la modernidad, la inclusión social y el progreso económico. Ha llegado la hora de incorporar a la generación de la democracia, esto es los que tienen que ver más con el desarrollo de la política desde 1983 que con la resistencia a la dictadura. Y estos últimos, con la obligación que debemos asumir de ser más asesores que mandones. Por eso Rosario es, también, una oportunidad para contradecir la Marcha Radical. En vez de “adelante los que quedan” proclamar “¡ADELANTE LOS QUE VIENEN”! Ha pasado el tiempo de la Identidad de Resistencia (el naufragio) para dar lugar a la Identidad de Proyecto.
Licenciado Ricardo Campero
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