La Carta Orgánica Nacional de nuestro partido comienza con la Profesión de Fe Doctrinaria. Es algo así como un credo laico. Allí encontramos los principios filosóficos y las ideas directrices sobre las que se sustenta la Unión Cívica Radical. Ellos deben guiar nuestra conducta ciudadana y el accionar político. Todo radical debe conocer esa profesión. Debe releerla y meditarla. Debe comentarla y debatirla. Debe compararla con el accionar del partido en su historia y en la actualidad. Debe compararla con su propio accionar como ciudadano y militante. Sin conocer y practicar ese "credo", estar afiliado al Radicalismo es un mero trámite burocrático, un"hábito que no hace al monje". Solo si estas palabras nos conmueven en lo más íntimo y nos despiertan a la entrega por el partido, con vistas a una entrega superior que es a nuestra Gloriosa Nación, somos radicales. Solamente así, somos "radicales completos". Como debe ser: en todo y hasta el fin.
Dr Hugo Turrini
El Radicalismo es la corriente histórica de la emancipación del pueblo argentino, de la auténtica realización de su vida plena en el cultivos de los bienes morales y en la profesión de los grandes ideales surgidos de su entraña. Hunde sus raíces políticas en lo histórico de la nacionalidad y constituye una requisitoria contra toda filosofía material de la vida humana y del destino de la Nación en el mundo.
Así el Radicalismo se identifica con las más nobles aspiraciones de los pueblos hermanos y lo argentino se articula y adquiere sentido esencial en la lucha emancipadora sudamericana y en el anhelo universal por la libertad del hombre.
Desde el fondo de nuestra historia, trae el Radicalismo su filiación, que es la del pueblo en su larga lucha para conquistar su personería. En la tradicional contienda que nutre la historia argentina, el Radicalismo es la corriente orgánica y social de lo popular, del federalismo y de la libertad, apegada al suelo e intérprete de nuestra autenticidad emocional y humana, reivindicatoria de las bases morales de la nacionalidad; es el pueblo mismo en su gesta para constituirse como Nación dueña de su patrimonio y de su espíritu.
Por lo tanto, la Unión Cívica Radical no es un simple partido, no es una parcialidad que lucha en su beneficio, ni una composición de lugar para tomar asiento en los gobiernos, sino el mandato patriótico de nuestra nativa solidaridad nacional y la intransigencia con que debe ser cumplido el sentimiento Radical indeclinable de la dignidad cívica argentina.
Esa es la razón por la que el Radicalismo es una concepción de la vida, de la vida toda del pueblo, y la Revolución Radical al plantearse partiendo del hombre y de su libertad, hace de la política una creación ética, invisible en lo nacional e internacional, que abarca todos los aspectos que al hombre se refieren, desde el religioso hasta el económico. Por eso el radicalismo no se divide según las parcialidades de clases, de razas ni de oficios, sino que atiende al hombre como hombre, con dignidad, como ser sagrado. Por eso para el Radicalismo los fines son inalterables: los de la libertad y los de la democracia para la integración del hombre, así como pueden ser variables los medios porque son instrumentos, y variables son las condiciones sociales de la realización nacional.
En el proceso transformador que vive el mundo, transfórmase también el Estado, pero el Radicalismo, centrado en su preocupación por el hombre, no puede invertir los fines del Estado, cuyo intervencionismo sólo puede referirse a la administración de las cosas y a los derechos patrimoniales, y no a los derechos del espíritu, morada de la libertad humana.
El mundo entero sufre de un mal profundo proveniente de no adecuar las posibilidades materiales a fines de emancipación del hombre. El Radicalismo cree que sólo una cruzada de honda pulsación humana por la liberación del hombre contra todas las formas degradantes del imperialismo y del absolutismo en todos sus aspectos, podrá salvar al hombre en su grave crisis; así como renueva su fe en el destino de los pueblos de nuestra grande hermandad continental, unidos en su libre soberanía, y luchando por conquistar, junto con los instrumentos de la liberación política, el sistema de garantías sociales, contra todos los privilegios económicos que ahogan la libertad y niegan la justicia.
Cuanta riqueza... cada frase tiene inmensa profundidad y mucho para decir.
ResponderEliminarEspecialmente me gusta ésta parte:
ResponderEliminar"Por eso el radicalismo no se divide según las parcialidades de clases, de razas ni de oficios, sino que atiende al hombre como hombre, con dignidad, como ser sagrado." que deberíamos tenerla más presente porque ese es (para mí) el atractivo del partido: que no es un partido obrerista ni burgues, no es religioso ni laicista a ultranza, encuentran en él un lugar los del campo y los de la ciudad, es federal, etc.
Esto es muy importante habiendo tantos que dicen que nuestra verdadera identidad está en la izquierda o más en la derecha, esas tendencias que no sirven para otra cosa que dividirnos.
Los intentos de meter nuestra identidad partidaria en moldes que le son ajenos a nuestra historia y al humanismo que la impregna (que va más allá de ser socialdemocrata o democratacristiano, porque de hecho a pesar de que estemos en la Internacional Socialista ambas tendencias están presentes en nuestro seno) no me parece que lleven a buen puerto.