Vuelvo a ponerme en contacto con ustedes después de la intensa campaña y aprovecho para saludarlos y agradecer- les. En condiciones desiguales, atrapados por la utilización obscena del dinero por parte de las dos versiones del PJ, podemos señalar con orgullo que desde el Acuerdo Cívico y Social realizamos una excelente elección en la provincia de Buenos Aires. El 23% de los bonaerenses decidieron acompañarnos con su voto, restableciendo la confianza en nuestra fuerza. Los radicales también vemos con alegría que nuestro esfuerzo no fue en vano, hay una revalorización de nuestro compromiso por los principios democráticos de más igualdad y más solidaridad, podemos afirmar que en todos los rincones del país se sigue con atención nuestra recuperación hacia un partido moderno y progresista, cercano a los problemas concretos. También habrá que abrir un espacio para el análisis crítico, si queremos propiciar la construcción de una mayoría, deberemos prestar atención a los que no nos acompañaron, sus causas y sus observaciones. Pero hoy podemos decir esperanzados que somos la principal fuerza de la oposición, la única que permite soñar la construcción de una verdadera alternativa al clientelismo y la resignación.
El desafío va a estar en cómo cuidar este espacio de esperanza, consolidar un punto de encuentro democrático en base a la convivencia y la tolerancia, no dilapidar con mezquindades nuestra enorme ventaja de contar con tantos referentes presidenciables y decentes. No podemos darnos el lujo de prescindir de nadie, nuestro capital político también está en la percepción social de honestidad y capacidad de nuestros dirigentes, por eso tomamos este camino con responsabilidad. Hoy la sociedad demanda la construcción de consensos, la consolidación del dialogo político como principal herramienta de gobernabilidad y nosotros vamos a comenzar con esto desde nuestra propia fuerza.
Seguimos con interés el llamado al dialogo de la Presidenta, no sin desconfianza dadas las innumerables experiencias truncas con este gobierno en esta materia. Por historia y convicciones seremos los garantes de un espacio de gobernabilidad, que facilite la posibilidad de ejercer y terminar el mandato presidencial. Seremos la voz de los reclamos que la ciudadanía acaba de expresar con su voto, pero también seremos garantía de institucionalidad. Aunque no compartimos la misma visión que el gobierno hace de la palabra “concertación”. La plantean desde una visión corporativista, de acuerdo de sectores, sin tener en cuenta a la política. El gobierno sigue sin convocar a los partidos políticos para intentar los consensos, antes, con la excusa de la crisis del 2001, que según ellos también expresaba una crisis de representación y de los partidos, ahora, sin razonamiento aparente, siguen repitiendo ese ninguneo a la representación ciudadana. Este desprecio por la democracia de partidos quizás exprese su mayor debilidad. Los cambios de gabinete de los últimos días no solo demuestran que no hay una correcta lectura del voto ciudadano, haciendo un cambio cosmético, sino que además dan marcha atrás en algunas designaciones para continuar con la dadiva y el manejo de la caja por parte de la burocracia sindical. Alquilan gobernabilidad. El no haber hecho más que dañar la democracia de partidos a partir de la cooptación de intendentes y gobernadores con la disciplina de la chequera les impide visualizar su trascendencia. En su pésima interpretación del juego democrático la que ahora los lleva a este sometimiento. Esperamos la convocatoria del gobierno hacia los partidos políticos para construir consensos.
Nos tocará seguir consensuando posiciones con el resto de fuerzas de la oposición. El 70% de los argentinos optó por un cambio y votó en contra de este gobierno. Hay varios puntos en los cuales estamos de acuerdo y lo venimos manifestando en el ámbito legislativo y lo seguiremos haciendo, respetando el mandato de las urnas. Pero pondremos un freno a la voracidad de poder, a la falta de respeto y a las confabulaciones que expresan algunos sectores. La filosofía política de “el que gana conduce” los lleva a sacudir el sillón presidencial casi instintivamente, similar filosofía a la de la cooptación de la chequera. Su lógica en movimiento genera naturalmente escenarios de inestabilidad política.
Por todo esto se torna fundamental fortalecer el espacio del punto de encuentro democrático. De los que con pluralismo y diferencias tenemos una interpretación similar de la democracia y sus obligaciones. Una vez más estamos ante la responsabilidad de garantizar la estabilidad política, como le tocó a Raúl Alfonsín en otro momento de la historia. Buscaremos el consenso en todos los problemas que nos angustian: la salud, la educación, la pobreza y la reactivación de la producción. No vamos a dejar que lo limiten solamente a la reforma política, como si fuéramos una corporación más. No somos una corporación, somos los representantes del pueblo. En la consolidación de nuestro espacio esta la esperanza de millones de argentinos que esperan un cambio, y que sea la democracia la que lo posibilite. Es lo primero que me voy a plantear cuando asuma mi banca en el Congreso Nacional.
Con esta construcción hay lugar a la esperanza. Felicito y agradezco a cada uno de los militantes radicales y del resto de las fuerzas con las que confluimos en el Acuerdo Cívico y Social, por su esfuerzo, su mística y su compromiso. Logramos posicionarnos ante las operaciones mediáticas y a la prepotencia del dinero de la mejor manera que sabemos, con la firmeza en nuestros valores y con la fuerza de la militancia.
María Luisa Storani
Diputada Nacional electa por la Provincia
de Buenos Aires (UCR en el Acuerdo
Cívico y Social)
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