miércoles, 3 de febrero de 2010
HASTA CUÁNDO?
Hacia tiempo los argentinos no teníamos un mandatario tan soberbio y autoritario.
Cuya gestión se caracteriza por atropellos y engaños, dónde pretender obtener la mayor cantidad de adherentes mediante medidas arbitrarias y aportes dónde su principal objetivo es fomentar el asistencialismo, la extorsión e imponerse ante la adversidad, es parte de las principales características de cuya gestión.
Esto ocurre con los ciudadanos civiles, cómo también con funcionarios de toda índole, si estos no se sientes satisfechos por la propuesta emitida por el ejecutivo, sufren la carencia del envío de las partidas presupuestarias, el atrasó de obras adjudicadas, algo tan preciado como el agua para el hombre.
Está practica tiene como principal epicentro el gran buenos aires, dónde los punteros políticos otorgan cientos de planes asistenciales, con el proposito de que estos asistan a actos que tenga al oficialismo cómo principal protagonista.
Sería más fecundo, la creación de un proyecto nacional, mediante el cual puedan acceder a diversos créditos económicos, los cuales le brinden la principal herramienta para poder crear un emprendimiento que los ayude a ganarse en forma digna el pan de cada día, a perder su dignidad por un plan asistencial.
A eso le sumamos, ensañamientos con funcionarios de entidades independientes, incluso del principal partido de la oposición, la UCR, dónde sus principales dirigentes, están siendo el blanco constante de sus calumnias e injurias que emana el matrimonio presidencial y su séquito, a los radicales les viene molestando fuertemente el proceder de Cristina Fernández hacia el emblemático partido, e incluso me atrevería a decir, de tildar de desestabilizador a algunos funcionarios a fin, (con los cuales no concuerdo cuyo proceder), pero de ahí en más a propiciar tal adjetivo hay un abismo...
Lo mismo ocurre con el presidente del Banco Central, Martín Redrado, a quien pretendió echar, sin adoptar las vías legales aptas para dicha acción, llegando a un punto tal, que logran ensañarse con el objetivo y no paran hasta lograrlo, cueste lo que cueste.
No cabe duda que estamos gobernados por una persona que vive comiendo arbitrariedades y atropellos constantes, no rigiéndose correctamente cómo lo indica la constitución nacional, y las leyes vigentes.
Allí, es dónde la primer mandataria pretende hacer y deshacer,, en vez de seguir los pasos legales acorde a cada circunstancia, sino, apelando continuamente a un patrón soberbio insuperable y por momentos irritantes, dónde no acepta objeciones, ni apela al consenso, algo que debería ser tan preciado en estos tiempos.
Los Argentinos hemos padecido épocas dónde reinaba el autoritarismo, y el dialogo no era moneda corriente, es hora de ponerle freno a un gobierno teñido por irregularidades y negocios pocos claros, funcionarios altamente cuestionados, por malversación de fondos y vínculos con el narcotrafico.
Es notable que la oposición debe tomar riendas sobre el asunto, asumir su rol, y actual en consecuencia.
A su vez, dotar a un candidato fuerte e inteligente, con un conocimiento territorial de nuestra región, interesado en resolver la crisis institucional existente, los arduos problemas en las principales áreas, devolverle a la gente parte de la esperanza perdida, seguridad jurídica, estabilidad monetaria, en fin, seriedad institucional.
Creo sinceramente, que estamos tocando un limite importante, dado que según estudios efectuados por las mas importantes agencias de mercado, la imagen negativa del matrimonio presidencial es muy elevada, supera ampliamente el 75 %, cifra que no tenia precedente en cuyo mandato, dónde siempre han tenido una imagen relativamente aceptable.
Esto indica que la gente no posee credibilidad ni confianza ante ellos, seria bueno que se dieran cuenta de ese detalle, y actúen en consecuencia.
En resumen, los K no soportan una palabra discordante de sus allegados políticos, no toleran una contradicción a sus iniciativas, ello, es altamente contraproducente en un país, que pretende caracterizarse por el respeto al prójimo, a las instituciones públicas, en definitiva al ejercicio democrático.
Por Arturo López
arturolopez85@gmail.com
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