jueves, 19 de septiembre de 2013

Elpidio por Brasesco

 EL SACERDOTE DEL RADICALISMO Y MISIONERO DE LA DEMOCRACIA .

Por Luis Agustín Brasesco



      ELPIDIO GONZALEZ

 Por  Luís Agustín J. Brasesco *


      En el Radicalismo encontramos un número considerable de afiliados y dirigentes que no conocen la lucha, vida y obra de un número importante de próceres  de esta corriente política, que son modelos de vida,  limitándose a Leandro N. Alem, Hipólito Irigoyen y a los más recientes como Balbín, Larralde, Sabattini, Alfonsín, entre otros. Estas omisiones repercuten, produciendo una deficiente información y formación, que  provocan cada vez una mayor ausencia de  mística partidaria.-

      Uno de esos próceres ignorados es Elpidio González, recordado casi siempre, como un viejito de bigote, barba y pobre, que habiendo sido Vicepresidente de la Nación, se fue al llano, con las manos y los bolsillos vacios y la conciencia en paz. Esto es una síntesis que refleja una realidad cierta pero muy incompleta.-


      Empecemos en este acotado escrito, la tarea de contribuir al conocimiento de la personalidad de este prócer, siguiendo a Ismael Bucich Escobar en su obra “ História de los presidentes argentinos” que nos narra, “ El Señor Elpídio González es oriundo de Rosario, donde nació el 19 de agosto de 1875, pero su prestigio electoral emana de la Provincia de Córdoba, donde desarrolló constantemente su acción política hasta su primera elección de Diputado Nacional en 1916 por un período de cuatro años. Apenas iniciado en sus tareas legislativas, el Presidente Irigoyen al organizar su primer ministerio el 12 de octubre de 1916 le confió la cartera de Guerra, que desempeñó hasta septiembre de 1918, pasando a ejercer el cargo de Jefe de Policía de la Capital Federal en una época de continuas y graves agitaciones sociales. En septiembre de 1921 renunció a esas funciones, reintegrándose  a la política activa, tanto en Córdoba como en el orden nacional. Fue candidato a la gobernación de aquella provincia en las elecciones de fines de ese año, pero la suerte del  comicio le fue adversa. En marzo de 1922  la Convención Nacional del Radicalismo, llamada a designar sus candidatos para la Presidencia y Vice de la República por el período 1922-1928, consagró su nombre para el segundo término de la fórmula conjunta, que triunfó en los comicios subsiguientes y en los colegios electorales, tomando posesión de su alta envestidura el 12 de octubre de 1922. El Señor González presidió invariablemente durante los seis años de su mandato, las sesiones del Senado Nacional y el mismo día 12 de octubre de 1928 que cesaba en él, pasó a ejercer el Ministerio del Interior designado por el señor Irigoyen al iniciar su segunda presidencia. Mantúvose en ese puesto el Señor Gonzalez hasta el 6 de septiembre de 1930.”- A los efectos de completar la información el Señor Elpidio Gonzáles fue Vicepresidente de Marcelo T de Alvear.-

      Fue un lector y estudioso de Marco Aurelio, filósofo que profundizó el estudio de la virtud,  tomando a las mismas como reglas de vida que él cumplió a raja tabla.-

      Marco Aurelio tuvo cuatro principios presentes en su vida a saber, a). De su abuelo recibió el de practicar costumbres irreprochables, b)- De su padre, el de la modestia y la fuerza varonil, c) De su madre, el de la piedad y la beneficencia y c) De sus preceptores, él desterró  la expresión *no tengo tiempo.*  Asceta cívico tuvo en Hipólito Irigoyen a su amigo y maestro, en el pensar y el obrar y encontró en los principios de la abstención e intransigencia, los caminos para encauzar sus virtudes aprendidos en las lecturas de Marco Aurelio y asumidos como estilo de vida.-

      Amable, sereno, practicante de la no violencia, inteligente, capaz, recto en su actuar, severo consigo mismo, decente, honrado, trabajador incansable, para él la Unión Cívica Radical, era una religión cívica que imponía ser un sacerdote laico de su doctrina y ser un misionero de la democracia.-

      Elpidio González, alumno aventajado de abogacía en plena juventud se planteo que la lucha que libraba el Radicalismo para consumar la Reparación Nacional, imponía decidirse, estar en el foro o en la Plaza y decidió abandonar la abogacía y estar en el lugar que le imponía el ministerio laico de su religión cívica, la Plaza.-


      Este hombre no pretendía imponer su estilo y hábitos de vida, pero sí, con su pensar y obrar pretendía brindar una formación básica  en el hombre radical, sin la cual se desvirtúa la doctrina partidaria y el objetivo final que es ser escuela de civismo e instrumento para consumar la Reparación Nacional. Así un Radical debe ser de costumbres irreprochables, modesto, firme en sus ideas que se manifiestan en su actuar y estilo de vida, firme en la voluntad para que cada habitante del suelo patrio se transforme en ciudadano, ser piadoso, no violento, honrado, decente. Sin esta formación moral no se puede predicar la doctrina del Radicalismo y la filosofía de la Democracia.-


      Eso fue Elpidio González, respetado, escuchado por todos y lamentablemente por muchos olvidado, quizás porque tengan miedo al actuar, obrar, pensar y vivir de Don Elpidio.-


      En estos tiempos en que se discute si la Unión Cívica Radical debe unirse o hacer un frente con este o aquel partido, es necesario primero mirar dentro del partido, profundizar un  examen colectivo e individual para llegar a saber si somos lo que debemos ser o simplemente estamos dilapidando el pasado glorioso del Radicalismo habiendo sepultado la mística y con gran naturalidad – espero que sea no consiente- recitando slogan  repetidos, esforzándonos en ser minoría y tener algunas bancas, siendo un burdo mascaron del centenario partido.-


      Esto es lo importante, ¿Hablamos permanentemente con el pueblo o vivimos los problemas de la sociedad solamente viendo televisión?, ¿vivimos a lo largo y ancho del país alejado de los diversos sectores sociales o estamos con la naturalidad y permanencia de quienes viven el problema del otro en contacto con ellos? Porqué estas preguntas? Sencillamente porque si lo que nos enseñaron nuestros próceres partidarios, la mística, la doctrina, los ideales del Radicalismo, las virtudes de vida de Elpidio Gonzalez y de otros prohombres partidarios, no están encarnados en la de nuestros dirigentes, se está sepultando a la Unión Cívica Radical.-


     Quien escribe estas líneas, ya lo ha comentado muchas veces, siendo niño creo haber tenido diez años, por allá por 1940, de la mano con mi padre caminando una mañana por Avenida de Mayo, en Capital Federal, de repente exclamó * Don Elpidio*, y este anciano de barba y bigote, sobriamente vestido, contestó * Brasesco, que gusto como  se encuentra Ud.  y los amigos de Entre Ríos*. Parecía un profeta, sencillo, humilde que imponía respeto e irradiaba paz. Hablaron unos minutos, se saludaron con un   fuerte abrazo y se despidieron. Mi padre me dijo, *este Señor fue Vicepresidente de la Nación y actualmente vende anilinas y hojas de afeitar que llevan escrito en su envoltorio el nombre de Don Hipólito, con su foto, y más abajo  se lee una leyenda que dice Un Corte Rasante, un amigo,  que fabrica hojitas de afeitar, las ha hecho especialmente para que Don Elpidio se dedique a venderlas, por eso agregó, lleva ese portafolio negro*, y ese hombre se perdió en la multitud.-


      Profundamente religioso, fue un laico franciscano, vivió una vida monástica, serena y feliz sus últimos años, no aceptando una pensión que el gobierno del fraudulento Presidente Justo pretendió otorgarle. Sencillamente vivió  una pobreza digna, honrada,, por ello Arturo Capdevila, ese gran escritor cordobés, gloria de las letras argentinas y radical nos cuenta en un largo escrito sobre su vida “…….Después enfermó para el último trance. Se tendió para él, ex vicepresidente de la Nación, indeterminado lecho de hospital. Se comprendió por muchas señales que el  angel, de la inmensa paz no andaba lejos. Que se le acercaba. Que  le cubría con un ala, y ahora sí que la hora del ansiado  hábito monástico de la orden seráfica se aproximaba, bien que el hábito le llegaría  en forma de mortaja, con su cordón  y su capucho como probado  buen abrigo para los fríos  ulteriores. En la mañana  del 18 de octubre – año 1951- fueron trasladados  sus restos  del Hospital Italiano a la Casa Radical Fui de los primeros en reverenciar su silencio. Pero ya muchos prohombres  del  Partido habianse adelantado a inclinarse ante su féretro. Estaba bellísimo aquel varón admirable en el lecho del ataúd. No como de mármol; sino, mejor, como de marfil. Así: ebúrneo. Y la barba, de una plata amarillenta, iba a confundirse con la cruz de su apacible fe que, como trascendente escudo, le habían puesto sobre el pecho. En esa forma era una estampa del Oriente, así ataviado de peregrino de los Eterno, como bajo un fulgor de santidad de otros tiempos: ¡ Tan rico estaba ese pobre!


      Y pues parecía dormido y no muerto, y dado que seguía subiendo la mañana y no es bueno que un monje de San Francisco duerma más allá del alba, era como para tomar la resolución de decirle: * Padre Elpidio, padre González, despertad. Miradnos. Aquí os estamos rodeando con la reverencia en el alma. Despertad, padre Elpidio González. ¡Echadnos  la bendición!”.-



                   *Abogado Senador Nacional (1983-1992) U. C. R.
                     Secretario Convención Nacional Constituyente 1994
           Vicepresidente primero Convención Constituyente de Entre Ríos 2008

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