martes, 1 de septiembre de 2009

JUVENTUD DIVINO TESORO


El 1º de setiembre de 1889 los jóvenes dieron un paso fundamental para cambiar la realidad de su época.

En un país convulsionado por una feroz crisis económica, especulación y corrupción por doquier, unicato y soberbia gubernamental, falta de canales de participación popular, se formó la UNIÓN CÍVICA DE LA JUVENTUD.

La caída de los salarios y la desocupación se hacían sentir sobre el pueblo, durante la gestión de Miguel Juárez Celman, concuñado de Roca. El autoritarismo reinante tenía sofocada a la nación, pero serían los muchachos los que darían ese primer paso de rebeldía y acción, en favor de la República.

Francisco Barroetaveña escribió en el diario "La Nación" un artículo que conmovió a la opinión pública: "Tu quoque juventud (en tropel al éxito)" . Allí hizo un llamado a los jóvenes que apoyaban a Juárez Celman: "Esta y aquella adhesión no significan otra cosa que la renuncia a la vida cívica activa de los jóvenes, para desaparecer absorbidos por una voluntad superior que los convierte en meros instrumentos del jefe del Poder Ejecutivo".

El entrerriano Barroetaveña "pegó duro" y sumó voluntades: Modesto Sánchez Viamonte, Carlos Zuberbüler, Carlos Videla, Emilio Gouchon, Manuel A. Montes de Oca, Tomás le Breton, Juan B. Justo, Marcelo T. de Alvear, etc. Comenzaron a organizar asambleas y a debatir para provocar el "despertamiento de la vida cívica nacional".

Ese 1º de setiembre se realizó un mitin programado en el "Jardín Florida". Se creo la Unión Cívica de la Juventud y se aprobó su programa, contando con más de tres mil asistentes y los principales referentes de la oposición.

La juvenil organización se relacionó con muchos hombres de principios y valores similares que ya tenían una extensa carrera política: Bartolomé Mitre, Leandro Alem, Bernardo de Irigoyen, Pedro Goyena, Aristóbulo del Valle, Vicente Fidel López, etc.

De aquel fresco grupo reunido en el Jardín Florida surgirían los grandes partidos de la Democracia moderna, con gran protagonismo en la vida del país durante el siglo XX: la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Demócrata Progresista.

Aquel movimiento inaugurado justamente hoy hace 120 años, desembocó en la Unión Cívica que se consolidó en el "acto del Frontón" del 13 de abril de 1890, antesala de la Revolución del Parque.

Aquellos decididos jóvenes convocaron a la militancia contra un régimen falaz y descreído.

En las épocas actuales, con una Argentina en los albores del Bicentenario, sin rumbo, sometida a la soberbia y los delirios de un matrimonio autoritario que se burla de la Democracia, somos los jóvenes los que debemos dar el ejemplo y contagiar al resto de los ciudadanos. Debemos transformar las broncas y frustraciones, en propuestas y nuevos desafíos superadores de la triste realidad argentina.

Esos mismos valores se encuentran en el espíritu de la Unión Cívica Radical, legítima heredera de aquellos días del 89 y del 90. Debemos volver a convocar al "despertamiento de la vida cívica". Talvez los jóvenes de hoy no sean los de "veintipico" de años, sino los que oscilamos entre treinta y cinco y cuarenta y que hemos vivido de muy pequeños o adolescentes, la gesta democrática de Raúl Alfonsín y el despertar militante tras la Dictadura. Esta generación será la que deba motivar a los más jóvenes, los que sacudan a la apatía general. También será la que vuelva a emocionar a "nuestros viejos", que en otros tiempos reventaban los comités.

Deseamos que nuestros dirigentes partidarios, nuestros referentes, escuchen esas voces de cambio y se sumen sin mezquindades a la refundación republicana como lo hicieran Alem y Mitre.

Vaya nuestro homenaje a aquellos artífices del acto del "Jardín Florida", que simbolizo en la figura del brillante Francisco Barroetaveña. Mi abrazo a todos.

Dr Hugo Turrini

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