jueves, 1 de abril de 2010

"Lo extraño cuando se termina el día"



"Lo extraño cuando se termina el día: se tomaba un vinito y arreglaba el mundo"

Hay fotos que cobran vida. Cuando los demás se distraen, sus personajes se escapan del papel, porque saben que allí corren el riesgo de la eterna quietud. Buscan, en cambio, reencarnarse en nuevas escenas, modificar los diálogos atrapados en sus viñetas, proyectarse en otras personas. Sucede con la foto en blanco y negro que anuncia el fin de la impunidad para los generales de la dictadura: la que muestra al escritor Ernesto Sabato dándole una carpeta al presidente del retorno democrático, Raúl Alfonsín, con la denuncia del terrorismo de Estado.

Es apenas una pieza del rompecabezas de la Historia argentina, un fotograma de la película que se sigue rodando sobre el inquieto pasado. En la última semana, los hijos de ambos personajes buscaron, por separado, una reivindicación de los retratados. Mario Sabato, cineasta, estrenó el documental "Ernesto Sabato, mi padre". Y Ricardo Alfonsín, diputado, inició una gira donde, entre otras cosas, defendió aquel instante como un "hito" en la lucha por los derechos humanos. Es la prueba de que los personajes de la foto de 1984 han logrado su cometido: no se han quedado quietos y quizás ahora mismo estén tramando una nueva escapada.

- El Gobierno no mencionó el Juicio a las Juntas en el acto del 24 de Marzo, pero eso no me preocupa demasiado. Hicimos lo que hicimos, y lo que hicimos no se había hecho en ningún lugar del mundo. Todavía hoy me encuentro con dirigentes de distintos países, de la Internacional Socialista, que me hablan de la importancia de aquella acción. Me dicen que creían imposible semejante derrota de la impunidad, sobre todo por las garras afiladas que conservaban los militares. Curiosamente, quienes decían que no se podía hacer nada en el '83, ahora dicen que se hizo poco.

El que habla es Ricardo Alfonsín, en la medianoche de Pinamar, desde un teléfono que prácticamente no tiene señal. Su relato se entrecorta, cada 10 segundos se pierde su voz, pero, cuando reaparece, el tono es el mismo: el recuerdo de su padre sigue vivo en él.

- No me agarra la típica nostalgia por su ausencia en la cabecera de la mesa, los domingos, porque nosotros, en realidad, aprovechábamos los fines de semana para recorrer el país. Yo lo extraño cuando se termina el día, en esas horas donde él se tomaba un vinito y conversábamos sobre política en el sillón. Arreglaba el mundo.

¿Es cierto que usa sus trajes?
- Ja. Bueno. Los hijos nos quedamos con la ropa, la distribuimos entre los hermanos. Hay sacos, camisas, corbatas, trajes. En fin, repartimos todo y algunos trajes los tengo yo.

Ricardo es una representación en cuerpo ajeno. Su voz, la forma de sus bigotes, el andar encorvado, la atención para escuchar a su interlocutor. Cada gesto tiene algo del pasado. Hasta cuando Clarín le pregunta si quiere entremezclar temas familiares y políticos, él contesta: "Desde luego", con la misma aspereza en la garganta con que lo hacía Don Raúl.

- Mi padre no escondió sus libros durante la dictadura, ni en la época en que se armaban hogueras en los cuarteles. El me legó su biblioteca, unos 9.000 libros que en este tiempo fueron catalogados y ordenados. La mitad quedó en Chascomús, de cuando era diputado, y está dedicada a la literatura. Forraban todas las paredes del living de la casa, que era antigua. El resto está actualmente en el departamento de la avenida Santa Fe y recoge los libros que leyó del 80 en adelante, más políticos, de pensamiento y estrategia. Por supuesto que con mucho gusto la cedo a la Fundación.

¿Quedó todo a buen resguardo? Porque muchas de esas cosas son compradas después por coleccionistas millonarios, como Francisco de Narváez, que adquirió la biblioteca de Perón y el Dodge Polara de Balbín.
- Las bibliotecas de los ex presidentes son una tradición en otros países, que acá no se respeta. Tiene que ver con que no hay una cultura democrática demasiado arraigada, hemos tratado de consolidar la democracia, que se veía interrumpida desde el 30. Nadie arma una biblioteca entre golpes y persecuciones.

¿Hasta dónde avanzó la idea de armar un museo sobre su vida?
- Hay un grupo de amigos de mi padre trabajando en eso, quizás la persona más indicada es José Ignacio López. Es quien está trabajando para armar la Fundación Raúl Alfonsín. Creo que van a publicar algunos videos con sus discursos más importantes y después van a reunir todos los elementos que simbolizan su paso por la política.

En lo personal, ¿revolvió cajones, encontró documentación inesperada?
- Siempre estamos mirando cosas y aparece algo, cartas, documentos. Él tenia nutridas relaciones internacionales, se va a armar una comisión pro Fundación, en la que va a estar también la familia, que va a pasar en limpio ese material.

¿Cómo está el tema de la sucesión patrimonial?
- Mi padre no tenía prácticamente bienes materiales. Supongo que la casa de él terminará siendo museo, lo vamos a resolver con los amigos y la familia.

¿Qué significa para usted este año de ausencia de Raúl Alfonsín?
- Desde luego que la ausencia de un padre significa para los hijos una pérdida muy grande. En términos políticos nos pasa lo mismo, siempre Alfonsín era una instancia de consulta, una referencia última, y era una manera de trasladarle responsabilidades a él para tomar decisiones.
Hoy ya no está, pero bueno, son las cosas que ocurren en la vida. Habrá que trabajar para resolver de la mejor manera las cosas que tiene que resolver el país.

¿Sabe si su papá estaba preparando o quiso dejar algún mensaje por el Bicentenario?
- No, no. A él lo sorprendió la enfermedad y el desenlace lo dejó sin tiempo para eso.

Anda usted de pueblo en pueblo, como hacía él...
- Sí, el jueves pasé por Pinamar, el viernes seguí rumbo hacia Ayacucho, Azul, Alvear. Me voy a Santa Fe y salgo la semana que viene para el Chaco. En fin, ando por todos lados, porque me invitan, no es que esté haciendo turismo, y por supuesto que lo hago con mucho gusto, porque puedo aportar al proceso de recuperación del partido.

Hay gente que se le acerca para contarle anécdotas de su papá, ¿alguna lo sorprende?
- Es verdad, se me acercan sus amigos. Agradezco muchísimo el hecho de que hayan acompañado a mi padre y que parte de ese afecto me lo trasladen a mí. Lo sorprendente es la permanencia de ese afecto.

¿Qué pasa con los nietos de Don Raúl, por ejemplo, cuando en el colegio se habla del regreso de la democracia en 1983?
- Tengo que ser sincero, no tengo tiempo para estar en mi casa, con mis propios hijos y con mi mujer. Y tampoco con mis sobrinos, que son los otros nietos. Tengo que ponerme al día con ellos, pero ando de aquí para allá.

Es lo que usted mismo señaló de su padre, que no estaba presente en muchos momentos de la vida familiar por la política.
- Si, y para colmo, cuando estoy en Buenos Aires, estoy todo el día en el Congreso...

A propósito, ¿qué hubiera hecho su padre el día en que la Presidenta anunció que derogaba un decreto mientras de la manga sacaba otro que tenía escondido?
- No sé lo que hubiera hecho él, pero seguramente le hubiera preocupado el destrato a las instituciones, y no por fetichismo institucional, el respeto por las instituciones es algo bueno en si mismo. Además, tiene un valor instrumental, es muy difícil progresar en un país que no las respeta, ningún país del mundo avanza sin respetar a las instituciones.

El auto de Ricardo toma una nueva ruta. Conversa por teléfono con un puntero boina blanca y no se percata que en Radio Mitre, la encuestadora Graciela Römer lo ubica entre los pocos políticos que mejora "paulatina y sistemáticamente" en las encuestas.

¿Va a ser candidato a presidente?
- No estoy pensando en esas cosas, mi principal preocupación es acortar la distancia entre la política y la sociedad, sobre todo con los sectores que más necesitan de la política, los más vulnerables. Y, después, tratar de recuperar el partido, porque la Unión Cívica Radical es una institución que todavía tiene que darle mucho al país y va a continuar siendo una actor gravitante en el escenario político nacional.

La muerte de su padre, finalmente, contribuyó a que el radicalismo se volviera a despertar, porque estaba en su peor momento histórico...
- Ocurrieron varios factores, en primer lugar, un cambio en la cultura política argentina, la revalorización de la gente de las cuestiones institucionales, la república, el diálogo y el consenso. Después, el aniversario número 25 de la democracia, ese paso del tiempo, permitió que se juzgara de manera más desapasionada la transición y su valor. La gente comprendió que el contexto nacional e internacional era más complejo. Y, como usted dice, el fallecimiento de Alfonsín permitió que se expresara esa recuperación y la volvió mas fuerte.

¿Va al cementerio? Dicen que la gente deja papelitos con mensajes para su padre.
- Voy poco, no me hace demasiado bien. Alguna vez que he ido me he encontrado con gente que me dice cosas muy sentidas, pero para mí es una experiencia muy fuerte.

FUENTE: CLARIN

2 comentarios:

  1. ME GUSTA MUCHO LA REFLEXION, EL AMOR Y RECUERDO DE RICARDITO POR SU PADRE. QUIENES LOS CONOCEMOS NOS PROVOCA MUCHA TRISTEZA QUE RAUL HOY NO ESTE AQUI. ACOMPAÑAMOS A TODA LA FAMILIA ALFONSIN EN ESTE DIA. MIS MEJORES SALUDOS Y RESPETOS. NESTOR HONORIO CROVETTO. MAR DEL PLATA

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  2. Copada la nota. Realmente conmueve porque se habla en ella de un tono intimo, y encima de lo que siente un hijo que perdió a su papá.
    En la última parte de la nota, el entrevistador dice que la muerte de Raúl gravitó sobre el "resurgimiento" de nuestro partido.
    Sin dudas hay algo de verdad en ello, pero me gustó mucho una parte del discurso que dió Leopoldo Moreau en el comité de Avellaneda en un homenaje el 30 por la noche: "No fue su muerte que lo que hizo renacer al partido, fue la reflección acerca de su VIDA y de su ejemplo"

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