martes, 30 de marzo de 2010
UN AÑO CON ALFONSÍN
"Vuestro llanto se convertirá en gozo". Así afirma una sentencia bíblica. Para los creyentes constituye una promesa de Dios.
He leído muchas veces el título: "Un año sin Alfonsín". Es verdad. Su presencia física, el sonido de su voz paternal en vivo, su mano extendida, nuestro rostro reflejado en su mirada, su sonrisa ante alguno de nuestros dichos... Son sensaciones que no volverán, pero los que las vivimos las llevamos marcadas a fuego.
Hace un año un país, no solo el Radicalismo, irrumpía en un inconsolable llanto. El sentimiento de orfandad nos invadía y, seguramente, aún nos persigue.
Pero he pensado que en lugar de decir "un año sin Alfonsín", prefiero expresar "un año con Alfonsín". Con Alfonsín definitivamente metido en nuestra sangre y nuestro corazón, en nuestra mente, en nuestra motivación con su ejemplo permanente y en nuestra acción definitiva en favor del compatriota.
Si seguimos amándolo, si seguimos imitando lo bueno y aprendiendo de los errores que supo reconocer, estará presente en nosotros. No como Dios, que es único y es el mismo que dio una misión a Raúl y a cada uno de los que creemos en la construcción del bien, sino como alguien que quiso ser "un buen hombre", "el servidor de todos y el más humilde de los argentinos", como afirmó en aquel discurso inaugural de su gestión, en el Cabildo. Raúl Alfonsín es eso: un hijo de paisano, un buen vecino,un ser humano . Un ser humano especial. Es difícil que aparezca otro en poco tiempo, pero el desafío es posible si cada uno sigue el derrotero de esa misión encomendada desde lo alto. Será distinto porque es otra la época y la circunstancia, pero su ejemplo es irreemplazable y guiará a los herederos de su legado, que no solo dejó a los radicales sino a todos los que creen en el estilo de vida democrático.
Lejos de los héroes mitológicos o, por una historia manipulada, nuestros inmaculados próceres patrios, Alfonsín será eso: un hombre, un militante radical, un gran argentino. Eso nos deja más tranquilos. Podemos beber en ese legado para continuar la obra, sabiendo que los hombres pasan o fracasan pero las ideas quedan. No lo vamos a contradecir, pero Raúl Alfonsín no pasó ni fracasó pero sé que a él, le gusta que se lo recuerde por su afán por la República y el bienestar de los argentinos, por soñar con un país con libertad y con igualdad (como afirma la canción de una nación que cumple doscientos años). El quiere que se lo recuerde por ese ideario que representa. Por esas ideas que se encienden como antorchas que mantienen viva la política democrática.
Por todo esto, y mucho más, hace exactamente un año que Raúl Alfonsín está con nosotros, como nunca. Es hora de enjugar esas lágrimas y que se transformen en alegría, en la alegría de concretar entre todos, ese país que soñó nuestro líder, el Padre de la Democracia.
Hugo Turrini
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Adhiero.
ResponderEliminarEmotivo post, Hugo.
Nada más cierto Hugo, aunque no hace menos intenso el pesar y se extrañará igual
ResponderEliminarAdemás de ser una buena persona R.A. fue un RADICAL. Parece que estuviera de más decirlo, pero así como ese refrán expresa: "de tal palo, tal astilla", podríamos agregar -parafraseándolo- "de tal partido, tal político". Sus distinguidas cualidades son por supuesto fruto su esforzado cultivo de las virtudes cívicas.
ResponderEliminarPero como bien decía Ortega y Gasset "Yo soy yo-y-mis-circusntancias" y en ese sentido Alfonsín es FRUTO de su partido.
Del partido de los luchadores por la libertad y la república, del partido cuyo programa de campaña era la Constitución Nacional, del partido de los políticos honestos, de aquellos que terminados sus mandatos pueden caminar tranquilos por la calle o que incluso usan transporte público. Del partido de Irigoyen, Elpido Gonzales, de Alvear, de Sabatini, de Illia. Y de tantos no conocidos.
Y esas son las cualidades que la sociedad le ha reconocido y admirado en Alfonsín.
Son esos valores de los que está impregnado nuestro partido, y en él las aprendemos, de sus pro hombres las admiramos y nos nutrimos.
Sin dudas esas características se conjugaban de un modo excepcional en R.A. Pero son también cualidades que TODOS los radicales estamos llamados a vivir. Y que maravilloso es que así como en algunas cosas éste hombre fue excepcional, en otras fue "un radical más". Y si serlo significa todo lo que hemos dicho, ese es uno de los mayores elogios a que se puede aspirar.