El 11 de marzo de 1842 nacía Leandro Alem. Ese niño , a los diez años veía a su padre "colgado" tras Caseros. De allí , talvez, esa mirada triste. Ese jovencito fue construyendo a partir del dolor, generado por una larga historia de guerra civil y sangre derramada entre hermanos (incluyendo la de su padre rosista), la Esperanza de una Argentina nueva, con valores republicanos y tolerancia. Ese hombre joven tendría una barba de anciano. Un día escribí: " dos lágrimas rodaron por sus mejillas, para ocultarse en el matorral de su barba blanca...."
Es un ejemplo de cómo a partir del dolor y la muerte, se puede trabajar para construir la Vida y la Paz. Paz con Justicia, claro. No conozco otra posible.
Sus palabras retumbaron en ese viejo "Frontón", lejos de la tecnología aplicada a actos partidarios actuales y poderosos equipos de sonido. Me imagino que sin amplificación esos hombres hablaban con voz potente y gestos sumamente elocuentes. También me imagino un silencio respetuoso y la atención de los oyentes como si fuera una "homilía laica".
Leandro Alem luchó por la Democracia. Afirmó que la UNIÓN CIVICA RADICAL era la "causa de los desposeídos". Soñó con una Argentina grande y para todos. Luchó, a pesar, de sus luchas. Muchas veces se sintió vencido y traicionado, una en forma definitiva.
Hoy volvemos a su eterno postulado: "que se quiebre pero que no se doble"!!!!!!
Nuestra Esperanza: no se doblará, pero tampoco se quebrará. La UNIÓN CÍVICA RADICAL se fortalecerá para construir el bienestar general del que habla la Constitución Nacional, aquella que Leandro soñó como algo práctico y aplicable.
Nosotros seguimos su lucha.
Hugo Turrini
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