miércoles, 30 de junio de 2010

La obra a consumar es derrotar la pobreza


Según estudios sociales de la Universidad Católica Argentina apenas 6 millones de los 16 millones de trabajadores que componen la población activa del país cuentan con un trabajo con plenos derechos laborales y previsionales. Es decir, un 36,9% tiene un empleo “decente”; un 41% trabaja en negro; un 11% cuenta con un subempleo y un 11% está desocupado. En suma: diez millones de personas y sus familias se debaten entre el empleo precario, la explotación lisa y llana y la nada.
Sobre un total de 5,5 millones de jubilados y pensionados, casi 4,9 millones cobran el haber mínimo de 895 pesos o menos aún, según informó hace unos días la Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires.
Hoy habría según el Oficialismo sólo 2 millones de niños pobres. De ellos, 650 mil serían indigentes. Las mediciones privadas dicen otra cosa: que casi la mitad de los chicos de menos de 14 años serían pobres -unos 5.000.000-, de los cuales más de 1,5 millón vivirían en la indigencia,
La pobreza no tiene sueños sino urgencias, peregrina entre carencias de asfalto de cloacas, en las márgenes de ríos contaminados y basurales, se ve sometido a los flagelos del paco, la prostitucion infantil, la mortalidad infantil, del embarazo adolescente y la deserción escolar.
Solo hay un Tevez de vez en cuando. Al resto de los chicos de Fuerte Apache le espera una vida muy disímil a la del ídolo, lindante con la deserción escolar, el paco, la violencia y la marginalidad.

Hace unos días se cumplió un nuevo aniversario de la caída de Don Arturo Illia, quien se sabe destino un presupuesto inigualable histórica y mundialmente a la educación. Debemos reivindicar a la educación, porque es la herramienta fundamental para evitar la reproducción intergeneracional de la pobreza y la desigualdad.

Falta mucho por hacer, quizás es hora de honrar las palabras de nuestro padre fundador de quien mañana se cumple un nuevo aniversario de su muerte, Don LEANDRO ALEM, quien en su testamento nos dice: “Todavía puede hacerse mucho. Pertenece principalmente a las nuevas generaciones. Ellas le dieron origen y ellas sabrán consumar la obra. ¡Deben consumarla!” Que así sea.

Dr. Gustavo Aramburu

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