sábado, 20 de junio de 2009

SIMPLEMENTE: PADRE


El amor que nos une talvez es reflejado en las miradas y los gestos. Es difícil que lo abrace y lo bese como a mi madre. Hombre criado en el campo ( en la hermosa tierra de Arrecifes), mi padre llegó a la ciudad para buscar trabajo. Tuvo reparto de hielo, condujo un "mateo" en Villa Ballester, trabajó en una verdulería y en fábricas textiles como tejedor. Como operario textil siguió durante décadas. Se casó con una compañera de trabajo, nacimos nosotros (dos hermanos varones) y mantuvo su hogar con ese oficio de tejedor de cortinas, hasta jubilarse (aunque siguió haciendo changas hasta los setenta). Hoy tiene ochenta años. Hizo hasta tercer grado. Algo avanzó: mi abuelo chacarero era analfabeto. Quien escribe, por esa posibilidad de ascenso social que significaba el acceso a la educación, llegó a ser universitario. Todo gracias a su ejemplo de sacrificio, honradez, manos laboriosas.

Muchas veces su voz me infundió aliento y tranquilidad, como a ese niño que se había perdido en el bosque casi entrando la noche ,tormentosa, y en la oscuridad reconoció a su padre que lo condujo de la mano por el sendero correcto. Esas manos fuertes en las que nos sentimos seguros y necesitamos sentir cerca, aunque seamos adultos ya.

Cuando todo un país estaba perdido en las tinieblas, en el dolor y la muerte, cuando la tormenta arreciaba, apareció una voz de Esperanza, que trajo seguridad. Raúl Alfonsín, el Padre de la Democracia, condujo a su pueblo a la Vida, a la Paz, a la consolidación definitiva de las instituciones de la República. Su palabra, su consejo sabio nos acompañó hasta el 31 de marzo.

Hizo mucho por su amada Argentina pero ahora descansa y nos toca a nosotros continuar su obra, aunque sintamos una sensación de orfandad.

Doy gracias por tener a mi papá. Siento pesar por los hijos de Raúl, que esta vez no podrán estar alrededor de su mesa. Con el permiso de ellos, por todos los radicales, que sentimos que nuestro padre de la civilidad nos ha dejado.

En esos últimos tiempos angustiosos, sin salida, tormentosos y oscuros de la enfermedad, Raúl Alfonsín también escuchó una Voz que le transmitió seguridad y paz en la hora postrera. Una mano lo guió en la tempestad.

Raúl Alfonsín, el "Padre de la Democracia", hoy está en presencia del PADRE.

Dejo una flor para Raúl y un abrazo a mi padre y al de cada uno de ustedes. Dios los bendiga.

Hugo Turrini

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