martes, 16 de junio de 2009

LA EDUCACIÓN SIGUE SIENDO UNA PRIORIDAD PARA LA UCR


A 91 años de la gloriosa "Reforma Universitaria", que desde Córdoba fue un ejemplo para América Latina y el mundo, la Unión Cívica Radical sigue priorizando la educación, en todos sus niveles, para lograr un país con igualdad de oportunidades en pos del bienestar general proclamado por el Preámbulo de la Constitución Nacional.

Transcribimos un artículo de la socióloga María Luisa Storani, candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires (Acuerdo Cívico y Social). Para meditar, debatir y enriquecer.

Hugo Turrini





Cómo nos acostumbramos a que nuestra sociedad este fracturada, a vivir en un territorio que está partido en dos, a perder los puntos de encuentro en nuestros pueblos y ciudades, característica tan representativa de nuestra identidad y de la posibilidad de ascender socialmente. Con veinticinco años de democracia a cuestas, esta es la verdad que más nos duele y la escuela es el escenario donde esto se ve más cristalizado. Parece quedar lejos aquella movilización social que significó el Congreso Pedagógico, la participación de los padres y la comunidad educativa. El espacio se fue degradando, y con la excusa de la inacción del justicialismo de los noventa, ninguna reforma actual parece detenerse en este punto, que uno de los principales causantes de la crisis educativa es la imposibilidad de pensar a la escuela pública como un espacio de encuentro.
Hoy la enseñanza pública es la escuela para los pobres, incluso los que menos tienen son capaces de sacrificar hasta lo que no tienen para no caer en esta opción. La percepción social al respecto es altamente negativa, es responsabilidad del Estado y la política revertir esta visión, un modelo de país requiere de una educación universal y colectiva, y para ello, tiene que ser un espacio de transformación. La única manera de revertir esta percepción es con aumento presupuestario, y por sobre todas las cosas, con el posicionamiento de nuestra escuela como un espacio de acumulación de capital social.
Esta percepción negativa es comprensible, la escuela pública fue perdiendo su esencia de institución que garantiza la igualdad de oportunidades. La educación, como hecho social, es más que la transferencia de conocimientos, la escuela no es solamente un repositorio de saberes, se basa en una relación, en una dinámica, que justamente no parece ser entendida por nuestros programas educativos. Por eso su problemática, aunque obviamente la incluye, excede la problemática del financiamiento.
Deberíamos comenzar asumiendo que igualdad de oportunidades quiere decir igualdad de acceso a redes de apoyo y a la posibilidad de construir capital social, único remedio al determinismo de clase o de nivel socioeconómico. La escuela pública debe volver a ser el espacio en donde poder aumentar la capacidad de relacionamiento con las instituciones y organizaciones de mi comunidad.
La voluntad ética de construir una sociedad basada en los principios de justicia y equidad tiene que traducirse en acciones que pongan de manifiesto que alcanzar ese objetivo es posible. Para detener el avance y reproducción de la pobreza, y con ella, de las desigualdades sociales; se torna fundamental pensar en las intervenciones del Estado más eficaces para romper el determinismo impuesto por las condiciones sociales. En este sentido, políticas públicas orientadas a fortalecer el grado y nivel de relacionamiento entre instituciones, organizaciones y empresas se vuelve urgente. El soporte en redes de apoyo y la construcción de capital social son una herramienta indispensable para el desarrollo.
Tenemos que proponer acciones que acerquen a los gobiernos locales, organizaciones no gubernamentales, empresas y sociedad civil en general a participar activamente en el dictado de cursos y contenidos en la escuela secundaria, garantizando las mismas ventajas competitivas que la educación privada, evitando una noción de élite que no parece ser la más sana para la refundación de una república. Desde el Congreso Nacional vamos a proponer líneas de acciones concretas, que fortalezcan el compromiso cívico pero que además aumente el capital relacional de los alumnos a partir de un Programa de Voluntariado Social Educativo, donde se convoque a los diversos actores sociales para pensar en esta refundación.
Pensar el problema de la desigualdad en clave educativa, permite imaginar un futuro y un modelo de país más seguro para todos, nos lleva a la raíz del problema y a evitar repetir la palabra seguridad hasta el hartázgo, simplemente como un oportunista eslógan de campaña.


MARÍA LUISA STORANI

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