viernes, 22 de octubre de 2010
LA DEMOCRACIA QUE AÚN NOS FALTA. OTRO MUERTO EN DEMOCRACIA
Por un lado está el reclamo, justo, los tercerizados frutos de la acción de los empresarios, que buscan pagar menos salarios, con la complicidad del sindicato y la vista hacia un costado del ministerio del trabajo (gobierno).
Por otro lado, una demostración cabal de los valores antidemocráticos de los dos bandos enfrentados: la dirigencia del sindicato y los del partido obrero. los unos porque así poseen el poder absoluto del gremio (les permite en este caso jugar del lado de los empleadores, permitiendo este tema de los tercerizados), y los del PO porque no está en su concepción. Al fin creo que solo sería un cambio de actores y formas pero seguiría la burocracia sindical.
Si la contienda se hubiera dirimido solo con palos y piedras, la noticia hubiera durado solo un par de horas. Pero los ¨límites¨se pasaron, hubo balas. Si estas terminaban perdidas en el aire o contra una pared, el escándalo traspasaba al día siguiente. Pero algunas de esas balas hallaron a tres personas, por el simple y terrible hecho de que quien o quienes dispararon, apuntaron al tumulto. Un herido, una herida muy grave y un muerto. Otra víctima más, otra vida casi inexplicablemente perdida. Un pensamiento que seguro es comun a todos: la vida tiene poco valor en la Argentina, debo repetirlo: la vida tiene poco valor en la Argentina.
Si no había víctimas, nadie o casi nadie hablaría de la ya acabada actual organización sindical, nadie o casi nadie hablaría de que la democracia no solo es votar, es vivir en el respeto que ella involucra, y que hoy estamos lejos de vivir una democracia real.
Pero hubo balas y hay un muerto. Que esta consternación se traduzca en la puesta en el tapete, en abierta y plena discusión sobre la necesidad de una profunda reforma que lleve a la democracia y libertad sindical.
Pero cuidado, si esta puja se dirimía solo a palos y piedras, también estaría muy mal, hubiera merecido una total descalificación. Parece que nos estamos acostumbrando a la confrontación y que diálogo fuera una utopía.
EDUARDO RAÚL MARTÍ
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