jueves, 5 de febrero de 2009

RADICALISMO REVOLUCIONARIO (NOTA Nº 12)

Marcha de revolucionarios amnistiados, en 1906


En estos días de febrero recordamos el último intento armado del radicalismo, con motivo de su lucha en pos de la pureza del sufragio. Todos los caminos institucionales parecían definitivamente cerrados por lo que el nuevo intento se enmarcó en la resistencia a la opresión, figura que nos viene de los derechos consagrados durante la Revolución Francesa.
Una vez más, la revolución fue vencida. Aunque, fue una situación definitiva para el cambio de mentalidad del grupo gobernante y el viejo roquismo, que se fracturó. Los nuevos autonomistas como Roque Sáenz Peña, acompañados por personalidades como el mismo Carlos Pellegrini, vieron la necesidad de transitar por el camino de las elecciones libres.
Manuel Quintana, un presidente legalista y anciano, no toleró en lo más minimo las presiones (como la amenaza sobre el vicepresidente Figueroa Alcorta o Julito Roca , hijo del general, que habían sido tomados prisioneros por los revolucionarios), defendiendo a rajatablas la "institucionalidad" (que no contaba, claro, con la decisión del pueblo!, que era un convidado de piedra). Se castigó con dureza a los "cabecillas", enviando a varios a la prisión de Ushuaia y reprimiendo, por las dudas, a los obreros (socialistas y anarquistas) a tiros y sablazos, y cerrando sus medios de difusión. Aunque este levantamiento era netamente radical sin participación de dichos sectores. Al año siguiente Quintana falleció. José Figueroa Alcorta declaró la amnistía de Yrigoyen y su gente. Los hechos se precipitaron hacia 1912 en que se sancionaría la Ley Sáenz Peña.
La "Revolución de 1905" fue un punto serio de inflexión. Alli muchos tomaron conciencia de la necesidad de profundizar las libertades democráticas sobre todo en lo que respecta a los derechos políticos, sumamente restringidos.
La Unión Cívica Radical debe seguir siendo hoy "REVOLUCIONARIA". La violencia no es el medio para cambiar las cosas. El contexto histórico es sumamente distinto al de aquel entonces. Hace veinticinco años que se restauró el sistema democrático en forma permanente, para siempre. La Revolución Democrática debe seguir adelante: no debe haber vestigios de fraude, pretensiones hegemónicas, violación a la división de poderes. Pero debe comenzarse con una revolución de valores y principios, de los que se ha vaciado la sociedad (no tan solo la actividad política).
En lo que respecta a la Unión Cívica Radical es necesario profundizar los canales de participación interna partidaria, aceitar y democratizar (no porque no lo sean sino porque son susceptibles de ser mejorados) los órganos de decisión en el seno del partido.
Debemos trabajar en base a consensos que coadyuven a la construcción de una Argentina grande, a partir de esos valores y principios directrices y comunes (entre los que tienen un lugar fundamental la libertad, la tolerancia, la justicia, la paz y la solidaridad), con desarrollo económico (no solo crecimiento), que no sea incompatible con la inclusión social. Todo ello, en el marco de la profundización de la Democracia.
La verdadera "Revolución" no está constituída por proclamas, bombas, trincheras o barricadas sino con un largo proceso educativo y cultural a partir de una visión profunda.
La verdadera "Revolución" debe comenzar en el corazón del hombre...
Dr. Hugo Turrini

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