Salía de la Facultad de Derecho y tomaba el tren en Retiro. Corría 1990. Luego de mi tarea laboral como educador por la mañana y cursar por la tarde las materias de la carrera, al ganar mi asiento en el Mitre, me disponía a leer algo que no fueran leyes. Así, sacaba una de mis últimas adquisiciones del "Círculo de Lectores". Me hallaba agotado por la fatiga del día y no comprendía partes de la novela. El verdadero "ciego" era yo al intentar interpretar el "Informe para ciegos", un capítulo dentro de la obra general que puede leerse como una obra en particular desechando su contexto. Es la misma novela que muestra a Martín y Alejandra en la Plaza Lavalle, lugar que tantas veces cruzaría en mis prácticas trabajando en el Patrocinio Gratuito del Palacio de Tribunales, allí en el octavo piso de Talcahuano 550. Hoy he buscado aquella edición de "Sobre Héroes y Tumbas" y no la he hallado. La he traído. Estoy seguro. La he traído. Cuando me casé, la emigración de libros fue paulatina y trece años más tarde aún mis padres me intiman a llevarme de mi casa natal volúmenes, carpetas, archivos de revistas!!!!
Todos sabemos la razón especial por la que justo hoy busqué esa maravilla de la literatura.
El pasado 24 de marzo, en un acto escolar, expresé "El presidente de la Conadep fue el escritor Ernesto Sábato que, si Dios quiere, en junio cumplirá Cien Años...."
Dios no lo permitió. Diría que en este caso no hubo Bien que durara Cien años.
Don ERNESTO nos ha hecho bien. Desde la ciencia. Desde, obviamente, las obras literarias como "El túnel", desde infinidad de artículos en diarios y revistas, notas televisivas, conferencias.
Digo que fue un "militante de la Vida". Así como era. Su optimismo mayor se notaba en lo que hacía y como lo hacía. Leyendo sus libros o escuchando sus charlas, un amigo me decía: "que triste es el viejo... muy nostálgico en todo...". Mi amigo se equivocó. Esa conciencia de las injusticias lo hacía hablar o escribir de una manera. Pero su mérito era VIVIR en rebeldía ante una sociedad que debía (y hoy decimos: debe) cambiar, para mejorar la condición humana.
Pocos saben que dejó de escribir, con la asiduidad que debe hacerlo un escritor consagrado, hacia 1975. El arte literario fue reemplazado por su pasión pictórica. Desconozco esos cuadros, pero no dudo que puso en ellos todo ese amor que imprimió a sus escritos.
Pasar por Santos Lugares era para mí "chusmear" la casa de Sábato... A ver si anda dando vuelta por el jardín, pisando esas hojas amarillas otoñales y produciendo ese crujido que lo hacía feliz... En esa práctica, que comparto, veo identificado a quien ama la sencillez y hace de la vida un poema.
No puedo menos que repudiar el "bastardeo" de su prólogo al "NUNCA MÁS", ese libro que condensa la historia de horror, fruto de la investigación de la Comisión Nacional para la Desaparición de Personas que presidiera ERNESTO SÁBATO y cuyas carpetas fueran entregadas al creador de dicha comisión y primer defensor de los Derechos Humanos de nuestro tiempo: el Presidente de la Nación, elegido por el voto popular, RAÚL RICARDO ALFONSÍN.
El kirchnerismo, a quien hay que atribuírle aciertos, errores y múltiples omisiones, ha tenido un fiero destrato hacia Sábato, no menor al que tuviera hacia Raúl Alfonsín, al autoproclarse los primeros adalides de los derechos humanos, en aquella jornada en que la Escuela de Mecánica de la Armada se transformara en el Museo de la Memoria.
La tarea de Sábato fue una base fundamental para lo que se conoció como el "JUICIO A LAS JUNTAS", que condenó a prisión a los distintos hacedores de la muerte de la década hemorrágica de los ´70.
Insisto en ese concepto: Don Ernesto fue un militante de la VIDA a través de su arte maravilloso y a través de su compromiso directo, como en el caso de la Conadep. Por eso VIVE y VIVIRÁ.
Por eso lo evocamos con orgullo. Por eso perdemos una lágrima que no es de dolor, sino de EMOCIÓN y GRATITUD!!!!!
Dr. Hugo Turrini